Beee, una de mis facetas más ocultas es la voluntario.
Y uno de los voluntariados más sacrificados es el que presto en la Hospitalidad de Lourdes. Sí, el del Tren de la Esperanza.
Como sábeis, en Lourdes hay una gruta, y en esa gruta, que en la época en que todo empezó era donde se refugiaban los cerdos del pueblo, se apareció la Virgen a una chiquilla enferma y analfabeta para pedirle una serie de favores, entre ellos que se construyera una capilla para que la gente pudiera ir en procesión hasta ese lugar (versión resumida de la historia).
La chiquilla, que se llamaba Bernardette, se puso manos a la obra, y se hizo fuerte frente a todos los que la llamaban loca hasta que consiguió cumplir el ruego de la Señora. Esta versión es muy light, y no deja apreciar la ternura que impregna la verdadera historia, pero... no hay mucho espacio como para contarla por todos los detalles.
Desde entonces, miles de peregrinos al día visitan la gruta. Unos buscan paz. Otros salud. Otros, saciar su curiosidad. Pero la gruta no deja a nadie indifirente. Desde la época de las apariciones, a principios del 1900, se han dado multitud de curaciones milagrosas, algunas documentadas, otras reconocidas y muchas ni lo uno ni lo otro.
El ambiente "mágico" que se respira en Lourdes no es comparable a nada. Es verdad que hay "algo" que llena el alma y aquieta el corazón, acunándolo.
Este año hemos peregrinado 380 personas (1 tren, 3 autobuses, 10 hoteles, 1 albergue y una planta del Hospital) desde el día 26 de abril al 1 de mayo).
La labor del voluntario en Lourdes es muy, muy variada. Hay servicio de comedor, de salas, de transporte, de material, de piscinas; puedes ayudar en el coro, en liturgia, o en la organización interna de la Peregrinación.
Sea como fuere, no soy capaz de vivir el Santuario de Lourdes nada más que desde una palabra: SERVICIO.