lunes, 7 de enero de 2008

Nueve añitos trasplantado no son nada.

Ayer fue día 7 de septiembre de 2008. Es una fecha muy chula para mí. Ayer cumplí nueve añitos desde que fui trasplantado de un riñón, en el Hospital Clínico San Carlos, de Madrid.

Qué cantidad de recuerdos. Qué cantidad de aventuras, experiencias, sensaciones tan grande en estos nueve años.

Rescataré pronto de entre mis papeles la narración del trasplante y de mis emocionados sentimientos, y la publicaré un día de éstos.

Pero, entre tanto, quiero mirar atrás y recordar a todas las personas que han compartido conmigo este camino, ya haya sido en su totalidad, como mis queridos padres, que han aguantado lo inaguantable y me apoyaron en todas mis locuras, mis neuras y mis desesperaciones –también hubo muchas alegría y risas, ojo- o mi hermanico que lo pasó tan mal aquel mes de enero de 1999, o los que a trechitos han caminado a mi lado, como mis amigos Andrés, Peluqui o Ignacio.
Especialmente, quiero agradecer a Rakel su apoyo y su compañía, su cariño y su comprensión estos dos últimos años. Y tampoco me quiero olvidar de todos los que me han ido enseñando a luchar como Helio o Pepe.

Un abrazaco para Fernando, que cumple sus nueve añitos trasplantado el próximo día nueve de enero.
Quiero dedicar una lagrimita a todos los enfermos que fueron transplantados a lo largo de estos nueve años y sufrieron complicaciones, y una sonrisa a todos los que alguna vez orásteis por mí.

Gracias.

De corazón.

domingo, 6 de enero de 2008

Espectáculo en Almoradí.

El sábado, día 5 de enero, acudí a mi primer espectáculo de este año en un pueblecito de Murcia: Almoradí. Nuestro espectáculo es el de los ladrones de Persia que luchan contra la guardia del Sultán, con lo que os podéis imaginar nuestra sorpresa cuando nos enteramos que íbamos a participar en una cabalgata de Reyes.

Pues nada, nos plantamos en Almoradí bastante temprano, nos cambiamos y ensayamos un poquito antes del desfile. Apenas tuvimos que esperar el comienzo, no como en Jaén que se retrasó una eternidad.

Como de costumbre, yo me emparejé con Pepe, que hacía las veces de gran capitán de la guardia y vencedor del lance. También acudieron Hector, Rubén, Pablo y el Elfo, que no hay manera que salga normal en ninguna foto. La novia de Pablo y Mercedes eran ladronas que robaban niños y bolsas con monedas de entre el público.

Ahora bien, como había muchos niños pequeñitos (para algo era la Cabalgata de los Reyes Magos), en lugar de poner cara de malos, pues fuimos explicando a los espectadores que eramos "Piratas de Persia, pero de los buenos", para evitar llantos y sustos innecesarios, jejeje.

Fue una experiencia genial, como siempre, ya que la pudimos compartir con gente tan especial como son nuestros amigos de Alicante.

¿Qué mejor manera de empezar el año?

jueves, 3 de enero de 2008

FELIZ AÑO NUEVO 2008 A TODOS







Saludamos la llegada del año nuevo y despedimos el antiguo comiendo en casa de mis primos Antonio e Isabel. Raquel estaba un poco nerviosilla, ya que esta es parte de mi familia que no conocía, pero todo resultó genial, como no podía ser de otra manera. Mis primos, sus hijos y mi tía, hermana de mi padre, son gente sencilla, noble, abierta y que me quieren –algún fallo tenía que tener- con fuerza y honestidad, con cariño y con alegría.

Y así disfrutamos la cena, abundante, copiosa, recia, como corresponde a esta celebración. Mi madre con su pierna recién vendada, mi padre suspirando por irse a acostar y todo contentos de poder celebrar juntos, en familia, otra entrada de año.

Goski, el perrito de la familia nos saludó como de costumbre: ladró hasta no poder más, escondido, muerto de miedo, debajo de la cama de Antoñete, como si fuera yo un salvaje asesino o un monstruoso ser dispuesto a devorar a su familia. Luego se le pasó, como siempre, el susto, y se entretuvo en buscar las caricias de todos los miembros de la familia.

Tras la cena, fueron llegando los amigos de Irene, animando poco a poco el cotarro. Y a eso de la una llegó mi hermano Antonio, con su esposa, María José, con lo que la familia se reunió por completo. Acostumbrado al clima de Murcia, donde trabaja, Antonio llegó casi congelado, y es que eso de olvidar los orígenes es lo que trae: constipados.

Sólo un ratito más tarde, nos fuimos a casa de Andrés (Peluqui), donde nos juntamos con unos amigos a celebrar el año nuevo. El alcohol, el buen queso, el salchichón, el trivial, los dados y la buena conversación nos hicieron aguantar hasta el amanecer sin síntomas de sueño ni de ganas de abandonar a la buena gente con la que nos estábamos. Ignacio aportó una película de culto, un film épico sobre un curioso personaje que nos emocionó a todos: Cromoman. La compañía de Andrés (el Puerto, claro) y de Encarni nos regaló unos de los mejores regalos de fin de año: disfrutar de un rato genial de nuestros amigos, a los que ya no vemos tanto como queremos.

Aún por recuperar, comimos con la familia de Rakel, como mejor pudimos en un ambiente tan genial como el que nos ha acompañado estas fiestas. Tras la comida, que fue también abundante, nos pasamos a ver a mis padres, antes de llegar a casa a tumbarnos en el sofá a descansar.

¡FELIZ AÑO NUEVO A TODOS!

Viaje a Toledo, antes de fin de año.

El viernes 28, día de los inocentes, sí, pero sin miedo, cogimos el coche a eso de las cuatro de la tarde y nos pusimos en marcha a Toledo. Unas gestiones con la Federación regional de Esgrima fueron la excusa perfecta para pasar un fin de semana entre las calles y la historia de la ciudad imperial.

Antes de llegar a nuestro destino principal, nos plantamos en Camuñas, en la forja de un armero de los de antes, a dejarle una de mis espadas para que me la repasara, y a que me arreglase, con un par de martillazos la otra. Ambas espadas, Tesón y Truncatemores, son obra suya, y puedo dar fe de su resistencia y manejabilidad.

Tras esta parada “de emergencia” seguimos caminos hasta Toledo, donde llegamos a eso de las ocho, más o menos. Lo primero, dirigirnos al Convento, en busca de Mazapán elaborado por las hermanitas. Pero mira tú que nos lo encontramos ya cerrado. Así que fuimos al hostal a dejar nuestras cosas, pues era buena hora para ello.

Luego pasamos el resto de la tarde en casa de Helio, que nos enseñó toda su colección de armas. Helio es mi Maestro de Armas, el Presidente de la Federación Regional de Esgrima, un coleccionista emperdernido, un amante de la esgrima y un amigo. Su museo particular tiene desde armas deportivas con historia a réplicas de armas de película, réplicas históricas, armas negras para esgrima antigua, recreación y espectáculos y verdaderas armas, antigüedades que le han llegado por herencia familiar o que él mismo ha comprado.
Es un conversador incansable, con lo que disfrutamos toda la velada. Tras la cena, nos fuimos a acostar, ya que al día siguiente había que trabajar.

Nos levantamos relativamente temprano (para lo que es un sábado, claro) y nos fuimos al Convento, que esta vez sí que estaba abierto. Tras la celosía nos saludó un alegre y cantarín “Ave María Purísima” que respondimos con el consabido “Sin pecado concebida”. Compramos mazapán para nuestros padres y hermanos y nos dirigimos a casa de Helio. Mientras discutiámos numerosos detalles de las elecciones regionales, Rakel se entretenía con Lucas o leía un librito que, prudentemente, había cogido de nuestro estudio en Albacete.

Al acabar esta jornada, Helio nos llevó a comer al restaurante la Muralla, donde degustamos un excelente cochinillo.

Tras la siesta de rigor, y el trabajo de la tarde, fuimos a visitar Toledo guiados por Helio. Las callejas oscuras y los portalones nos trasladaron a otros tiempos, a otras eras. En cualquier momento, un grupo de matasietes podían salirnos al paso, amenazarnos con su fierros, acuchillarnos con sus dagas.

Tras su trabajo como Cicerone, Helio se fue a casa a cenar y a seguir trabajando, y nos dejó recorrer el casco antiguo a nuestra bola. Terminamos cenando en el restaurante bohemio, una pizza que estaba para derretirnos el paladar y un vino Cuné de muerte. En el obligado paseo para bajar la cena, nos paramos en la puerta del Sol y en la de Bisagra, antes de llegar al hostal.

Por la mañana, tras desayunar con Helio y rematar el trabajo que nos había llevado a Toledo, nos dirigimos de nuevo al casco antiguo, a intentar ver San Juan de los Reyes, ya que en las anteriores ocasiones en que había estado en Toledo, por un motivo u otro, nos había sido imposible acceder.

Esta vez tuvimos suerte, y pudimos admirar con la calma que se merece el Claustro y la Iglesia. Otra vez, la historia nos llamaba desde cada rincón, desde cada figura, para transmitirnos la paz que solo los siglos que han pasado son capaces de depositar.

Nos entretuvimos en el café de la monjas, a reponer fuerzas y bajamos a comer con Helio antes de volver a nuestra tierra.

Aún volveremos por Toledo, a visitar las Sinagogas, la Casa del Greco y a recorrer sus calles intentado capturar en alguna esquina a Bécquer paseando al atardecer mientras imagina alguna de las leyendas que esta ciudad le inspiró.

Hola a tod@s!

Bienvenidos a mi mundo! Espero que os guste y podemas compartir experiencias y aficiones. Espero vuestros comentarios.