Tras la conquista de Aragón

Este fin de semana (16, 17 y 18 de marzo de 2007), Rakel y yo, con nuestro habitual desparpajo, cogimos el coche y nos plantamos en Zaragoza, nada más y nada menos que a aprender esgrima de mano de una de las voces más autorizadas, a nivel mundial, sobre este arte.

A medio camino paramos en Teruel, a rememorar antiguas conquistas y batallas pasadas. Todo sigue en orden, jejejeje. Dios, aquellas jornadas de vuelta al siglo XII, la justa a espada, los funerales de Diego y de Isabel... Leo Crucis dejo el sello de su saber estar y de la valentía del caballeros y soldados de su mesnada, de la nobleza de su Señor, de la fuerza de su Capitán, de la belleza de sus mujeres y de la sabiduría de su pater.

Una pasada de fin de semana. La ciudad de Zaragoza, lo poquito que pudimos ver de ella, es, repito, una pasada. Que bonita. En cuanto a precio... no fue demasiado caro, para lo que comimos. Ya no me acuerdo como se llamaba el restaurante italiano donde cenamos el viernes por la noche, pero estuvo o bien. El flan a la menta fue un descubrimiento, la verdad.

Pasamos todo el fin de semana entre espadas, jejejejeje, intentando comprender c0nceptos tan olvidados por el tiempo que el eco que de ellos (tajo, revés, estocada....) reverberaba en nuestras manos, nos servía de puerta de entrada a otros tiempos, cuando el honor, la valentía y la templanza significaban algo más. Somos unos frikis como la copa de un pino.

Que bonita la Plaza del Pilar por la noche, las murallas, el puente romano y lo poquito que pudimos ver. Una pena.

El domingo, terminada la labor por la que nos acercamos a la capital maña, paramos a comer un bocadillo de jamón en Daroca. Que preciosidad de pueblo. El cansancio y las ganas de llegar a nuestra casa, en la árida estepa manchega, nos impidieron disfrutarlo algo más.

El hotel estuvo muy bien, de no ser por un panda de "g....." que, pensando que el hotel era exclusivamente para ellos, escandalizaron de más. Pero una oportuna llamada a recepción acabó con estos desmanes, jejeje.

Un viaje para repetir, sin duda.
Aún resuenan en mi mente el sonido de las hojas al cruzarse, el siseo de los aceros que buscan por el filo llegar a tocar sin exponer al diestro, el sonido bronco del tocado sobre el coleto de cuero que da por finalizada la lid.....