El sábado 29 de agosto, Rakel y yo dimos por terminadas las vacaciones a lo grande: Conciertazo de Manolo García en Albacete. Para Rakel era la primera vez a asistía a un concierto de Manolo, y se lo pasó en grande. Tanto es así, que últimamente no hace más que tararear las canciones del último disco, jejeje.
Esa sorpresa ante tu primer concierto de Manolo García es algo único, que no se puede describir. Es en directo cuando se descubre la personalidad de cada canción de este músico loco, cuando las dota de vida, de energía. Si en grabación te gusta, en directo te apasiona. No te esperas que sea tan sencillo, tan espontáneo. Ni se te pasa por la cabeza que se va a meter –literalmente- entre el público. No te crees que esté escalando por la estructura metálica del escenario ni que se tire desde el mismo para que lo cojan. Es divertido, es uno más del concierto. Te hace sentir parte de la fiesta. Y miras a tu alrededor y ves que la plaza se ha puesto en pie y que ya no se va a sentar….
Por mi parte, decir que llevo la música de Manolo en mi sangre desde que empecé a salir, a mis dieciséis añitos (y tengo ya otros veinte más). Aún recuerdo mi primer concierto, cuando aún era parte del Último de la Fila. Y mi recuerdo de aquel bautizo al directo más auténtico coincide con las experiencias de Rakel del sábado pasado. Manolo, tío, que han pasado veinte años… ¡y sigues hecho un chaval!
Pues a mí también me entusiasmó. Lo ví un poco frío al principio, quizás cansado… pero se fue calentando y fue calentando a todo el personal. Como siempre, se entregó. Y como cada concierto se metió en el bolsillo mi entusiasmo y mi alegría. Por un momento, la felicidad absoluta se adueñó de mí. Yo, que me había propuesto ser un persona adulta (eso de pasar de los treinta se nota, joer), y pasar el concierto en el tendido, sentadito en las gradas…. la madre que me parió. Desde el principio, mis pies ni se estaban quietos ni lo pretendían. Poco a poco les acompañaban mis manos, dando palmaditas en mis muslos. Mis hombros empezaron a moverse y mi cabeza a seguir el ritmo. Hubo un momento en que creí que mi culete, trasero, pompis…. No se iba a despegar del asiento, por muchos botes que estaban dando sobre él…. Pero llegó Insurrección y desde ahí, todo el concierto en píe, bailando como quien baila un chotis… en un ladrillo. Saltos, gritos, uuuuuuuh.
¡Manolo, Manolo, Manolooooooo!
Otro conciertazo. Otro. Y ya no se cuántos van. Rakel y yo lo pasamos en grande, genial. ¿Hellín? Oye, y si va… pos claro ¡Allí estaremos! Oe, oe, oe.
Por cierto, un secretillo olvidado. Cuando hace ya nueve años empezaron a darme sesiones de diálisis tuve que elegir turno. Martes, jueves y sábados o lunes, miércoles y viernes. Por supuesto, elegí la segunda opción. Por que el sábado tenía un concierto de Manolo y quería estar al cien por cien para disfrutarlo. Tío, estás en mi vida desde que recuerdo. Incluso en los malos momentos. Y en todos los buenos.
martes, 2 de septiembre de 2008
Maderuelo 2008
En esta ocasión, acudimos a Maderuelo una auténtica Mesnada. El año anterior Rakel y yo fuimos por primera vez a este bonito pueblo de Segovia con Luis y Virginia y lo disfrutamos en grande y nos propusimos volver acompañados de más amigos. Y lo conseguimos, vaya que sí.
Vinieron, además de Luis y Virginia, que llegaron desde su viaje a Salamanca, Carlos, Manolo y Elena, de Albacete. Y además, el freire David de Villena, armado de archiconocido recordatorium un artefacto infame que el propio Vaticano le ha hecho llegar para recoger e inmortalizar todos nuestros actos contrarios a la Fe.
El viernes nos reunimos en Ayllón, una belleza de pueblo a unos veinte kilómetros de Maderuelo. Ayllón guarda todavía todo su encanto medieval y pasamos la tarde paseando por sus calles, subiendo a la única torre del castillo que queda en pié y huyendo de la tormenta que estalló. Nos refugiamos en el bar Chueca, uno de esos bares donde los mayores juegan a las cartas y ven los toros.
El sábado llegamos a Maderuelo tempranito y nos vestimos con nuestros mejores hierros para participar en el desfile (que el año pasado nos saltamos, jejeje). La arenga de Alberto Carnicero nos llegó al alma y forjó nuestra determinación de defender la villa de Maderuelo de posibles asaltantes, advenedizos que pretendían aprovecharse la desguarnición de la villa por la campaña de Alarcos.
Bajamos a comer a Ayllón después de charlar con los amigos que nos íbamos encontrando y de celebrarlo con alguna cerveza en Los Templarios. Don Ramón de Al-Basit, Señor de la Mesnada de las Tres Estrellas, nos recibió y agradeció nuestro esfuerzo por llegar hasta donde su Mesnada estaba. De hecho, Rakel y yo nos “dispersamos” del grupo y terminamos bebiendo y comiendo a la entrada de la Posada de Maese Toninos, donde nos encontraron los demás.
Tras la comida y la merecida siestecilla, subimos hasta la ermita de Maderuelo, donde nos pertrechamos para entrar en batalla. Este año nos tocó defender otra vez la Ermita de la Vera Cruz de la cabalgada leonesa. Nos atacaron en mitad de la celebración de una Misa de campaña, cuando los templarios, la hueste concejil y las mesnadas amigas estaban desarmadas. Los Mesteños de Al-Basit éramos parte de la guardia de la Misa, así que contuvimos cuanto pudimos a tan infames vellacos, junto con los Hospitalarios y los del Languedoc, pero al final tuvimos que rendirnos, ya que eran mucho más numerosos que nosotros, y dimos por perdido el Ligunm Crucis.
Nos llevaron presos a su retaguardia, pero no todo estaba perdido. Nuestra resistencia había dado tiempo a los templarios y a las huestes amigas para rehacerse. Mientras la Mesnada de las Tres Estrellas y la Hueste de los Lara intentaban recuperar el flanco izquierdo los templarios aguantaban en formación la lluvia de flechas que les caía. Agotadas las flechas, los templarios conquistaron el flanco derecho y nos liberaron. Juntos atacamos a los leoneses por la retaguardia, mientras la hueste concejil iba ganando terreno. Cogimos a los leoneses entre dos filas y, señores, les cayó la del pulpo –medieval-.
Habíamos recuperado el Lignum Crucis y defendido a Maderuelo a base de acero ¡Gloria!
Subimos luego a Maderuelo, a celebrar dignamente nuestra victoria, -el momento parchís queda para el recuerdo- disfrutando los guerreros y el Pater unas cervezas mientras las mujeres se afanaban en comprar en el mercadillo de la plaza. Todos juntos fuimos a ver funcionar el Trebuquete, trabuquete o almajeneque, que demostró, una vez más su terrible poder.
Mientras las mujeres se entretenían en la Plaza, tirando de la Visa Oro medieval –con lo que cuesta ganar maravedíes, escudos, pesetas o euros- Luis de Alcoy, el hermano David de Villena y yo nos dirigimos al campamento de la Mesnada de las Tres Estrellas y Ferruza, a departir con Don Ramón y recoger unas mazas que el armero de Ferruza había hecho para Pepe, de Alicante.
Bajamos a recoger luego al resto de la tropa y decidimos cenar a la orilla del río, para poder ver los lanzamientos nocturnos del trabuquete. Allí compartimos viandas de Alicante, La Mancha y Salamanca, como vino, jamón, chorizo, salchichón, queso al romero, hornazo y pan.
Tras los lanzamientos, nos fuimos a acostar a Ayllón, contentos de tan buen día pasado en tan buena compañía.
A la mañana siguiente, sólo Manolo y yo tuvimos fuerzas para volver a vestirnos de hierros y participaren el desfile, pero lo hicimos luciendo las mazas de Pepe (más que nada para ver si eran cómodas, si quedaban bien en los desfiles…. nada más, no vaya a pensarse que nos gustan tenerlas en las manos ni usarlas.. eh ¿quién hizo esa foto?).
Al terminar el interesante sermón sobre la acidia y otros males por los que se perdió Alarcos, nos tiramos nuestra última cerveza y nos despedimos de todos los amigos que pudimos encontrar. Nos cambiamos de ropa y nos fuimos a Ayllón a comer las sobras de la noche anterior en el “Prado de las Avispas” que queda junto al río. No sé si se llama de verdad así, pero es lo suyo por la cantidad de insectos picosos que pululaban.
Ya veníamos comentando eso de que el año que viene tendremos que alquilar una casa en Maderuelo o similar, para disfrutar aún más de esta fiesta de la que estamos a sentirnos parte.
Vinieron, además de Luis y Virginia, que llegaron desde su viaje a Salamanca, Carlos, Manolo y Elena, de Albacete. Y además, el freire David de Villena, armado de archiconocido recordatorium un artefacto infame que el propio Vaticano le ha hecho llegar para recoger e inmortalizar todos nuestros actos contrarios a la Fe.
El viernes nos reunimos en Ayllón, una belleza de pueblo a unos veinte kilómetros de Maderuelo. Ayllón guarda todavía todo su encanto medieval y pasamos la tarde paseando por sus calles, subiendo a la única torre del castillo que queda en pié y huyendo de la tormenta que estalló. Nos refugiamos en el bar Chueca, uno de esos bares donde los mayores juegan a las cartas y ven los toros.
El sábado llegamos a Maderuelo tempranito y nos vestimos con nuestros mejores hierros para participar en el desfile (que el año pasado nos saltamos, jejeje). La arenga de Alberto Carnicero nos llegó al alma y forjó nuestra determinación de defender la villa de Maderuelo de posibles asaltantes, advenedizos que pretendían aprovecharse la desguarnición de la villa por la campaña de Alarcos.
Bajamos a comer a Ayllón después de charlar con los amigos que nos íbamos encontrando y de celebrarlo con alguna cerveza en Los Templarios. Don Ramón de Al-Basit, Señor de la Mesnada de las Tres Estrellas, nos recibió y agradeció nuestro esfuerzo por llegar hasta donde su Mesnada estaba. De hecho, Rakel y yo nos “dispersamos” del grupo y terminamos bebiendo y comiendo a la entrada de la Posada de Maese Toninos, donde nos encontraron los demás.
Tras la comida y la merecida siestecilla, subimos hasta la ermita de Maderuelo, donde nos pertrechamos para entrar en batalla. Este año nos tocó defender otra vez la Ermita de la Vera Cruz de la cabalgada leonesa. Nos atacaron en mitad de la celebración de una Misa de campaña, cuando los templarios, la hueste concejil y las mesnadas amigas estaban desarmadas. Los Mesteños de Al-Basit éramos parte de la guardia de la Misa, así que contuvimos cuanto pudimos a tan infames vellacos, junto con los Hospitalarios y los del Languedoc, pero al final tuvimos que rendirnos, ya que eran mucho más numerosos que nosotros, y dimos por perdido el Ligunm Crucis.
Nos llevaron presos a su retaguardia, pero no todo estaba perdido. Nuestra resistencia había dado tiempo a los templarios y a las huestes amigas para rehacerse. Mientras la Mesnada de las Tres Estrellas y la Hueste de los Lara intentaban recuperar el flanco izquierdo los templarios aguantaban en formación la lluvia de flechas que les caía. Agotadas las flechas, los templarios conquistaron el flanco derecho y nos liberaron. Juntos atacamos a los leoneses por la retaguardia, mientras la hueste concejil iba ganando terreno. Cogimos a los leoneses entre dos filas y, señores, les cayó la del pulpo –medieval-.
Habíamos recuperado el Lignum Crucis y defendido a Maderuelo a base de acero ¡Gloria!
Subimos luego a Maderuelo, a celebrar dignamente nuestra victoria, -el momento parchís queda para el recuerdo- disfrutando los guerreros y el Pater unas cervezas mientras las mujeres se afanaban en comprar en el mercadillo de la plaza. Todos juntos fuimos a ver funcionar el Trebuquete, trabuquete o almajeneque, que demostró, una vez más su terrible poder.
Mientras las mujeres se entretenían en la Plaza, tirando de la Visa Oro medieval –con lo que cuesta ganar maravedíes, escudos, pesetas o euros- Luis de Alcoy, el hermano David de Villena y yo nos dirigimos al campamento de la Mesnada de las Tres Estrellas y Ferruza, a departir con Don Ramón y recoger unas mazas que el armero de Ferruza había hecho para Pepe, de Alicante.
Bajamos a recoger luego al resto de la tropa y decidimos cenar a la orilla del río, para poder ver los lanzamientos nocturnos del trabuquete. Allí compartimos viandas de Alicante, La Mancha y Salamanca, como vino, jamón, chorizo, salchichón, queso al romero, hornazo y pan.
Tras los lanzamientos, nos fuimos a acostar a Ayllón, contentos de tan buen día pasado en tan buena compañía.
A la mañana siguiente, sólo Manolo y yo tuvimos fuerzas para volver a vestirnos de hierros y participaren el desfile, pero lo hicimos luciendo las mazas de Pepe (más que nada para ver si eran cómodas, si quedaban bien en los desfiles…. nada más, no vaya a pensarse que nos gustan tenerlas en las manos ni usarlas.. eh ¿quién hizo esa foto?).
Al terminar el interesante sermón sobre la acidia y otros males por los que se perdió Alarcos, nos tiramos nuestra última cerveza y nos despedimos de todos los amigos que pudimos encontrar. Nos cambiamos de ropa y nos fuimos a Ayllón a comer las sobras de la noche anterior en el “Prado de las Avispas” que queda junto al río. No sé si se llama de verdad así, pero es lo suyo por la cantidad de insectos picosos que pululaban.
Ya veníamos comentando eso de que el año que viene tendremos que alquilar una casa en Maderuelo o similar, para disfrutar aún más de esta fiesta de la que estamos a sentirnos parte.
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Paiporta 17/08/2008
En esta ocasión, Pepe nos llamó para participar en un desfile en Paiporta (Valencia), en sus Fiestas.
Allí coincidimos Pepe, por supuesto, Luis, Héctor, Pablo, Nestor y yo, como caballeros aguerridos y enchapados, y Rakel, Virginia y Mercedes como abanderadas. Formamos en dos filas, con las chicas abriendo el paso con los estandartes. La idea era que en los espacios adecuados que iríamos seleccionando por el camino, realizaríamos varios combates. Pablo y Nestor, y Luis y Héctor lo hicieron con la espada de mano y media, y Pepe y yo, con espada de una mano y escudo.
Los combates se realizaron sin problemas, con normalidad. Lo único extraño a resaltar es que mi vaina empezó a resbalar y resultarme incómoda. Al final, me la quité y la llevé en la mano.
La gente fue muy agradable. Preguntaban cosas, tocaban nuestras cotas de malla y sonreían con complicidad al decirnos “Menudo calor estaréis pasando con eso encima”. Los niños eran geniales, menudas caras de asombro al vernos.
Al final, acabamos derrengados de puro cansancio. No sé a Pepe, pero a mí la aventura de Ferrol ¡aún me estaba pasando factura!
Luis y Virginia, unos amigos geniales, nos acogieron en su casa de Alcoy, lo que nos ahorró el viaje de vuelta de madrugada y nos regaló el placer de su compañía una vez más.
Allí coincidimos Pepe, por supuesto, Luis, Héctor, Pablo, Nestor y yo, como caballeros aguerridos y enchapados, y Rakel, Virginia y Mercedes como abanderadas. Formamos en dos filas, con las chicas abriendo el paso con los estandartes. La idea era que en los espacios adecuados que iríamos seleccionando por el camino, realizaríamos varios combates. Pablo y Nestor, y Luis y Héctor lo hicieron con la espada de mano y media, y Pepe y yo, con espada de una mano y escudo.
Los combates se realizaron sin problemas, con normalidad. Lo único extraño a resaltar es que mi vaina empezó a resbalar y resultarme incómoda. Al final, me la quité y la llevé en la mano.
La gente fue muy agradable. Preguntaban cosas, tocaban nuestras cotas de malla y sonreían con complicidad al decirnos “Menudo calor estaréis pasando con eso encima”. Los niños eran geniales, menudas caras de asombro al vernos.
Al final, acabamos derrengados de puro cansancio. No sé a Pepe, pero a mí la aventura de Ferrol ¡aún me estaba pasando factura!
Luis y Virginia, unos amigos geniales, nos acogieron en su casa de Alcoy, lo que nos ahorró el viaje de vuelta de madrugada y nos regaló el placer de su compañía una vez más.
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sábado, 16 de agosto de 2008
Mercado Medieval en el Ferrol.
El fin de semana del 9 y 10 de agosto, un servidor y Pepe nos embarcamos en la aventura (y así fue, una verdadera aventura) de subir hasta la Feria Medieval de El Ferrol. El viaje fue bueno hasta pasar Madrid, pero una vez que lo dejamos atrás y paramos a cenar empezaron las dificultades. En primer lugar, el coche empezó a dar problemas, a pararse, a perder revoluciones. Tanto es así que hasta la Guardia Civil nos paró a interesarse por nuestra marcha.
Después nos perdimos miserablemente en nuestro camino (esas carreteras gallegas) y tardamos casi catorce horas en alcanzar nuestro destino. Casi muertos de cansancio llegamos a las ocho de la mañana al puerto del Ferrol, donde dormimos una hora en el coche, desayunamos y nos pusimos a montar el campamento. De ahí y hasta las dos de la noche no pudimos descansar, dado el apretado programa que tuvimos que seguir: Pasacalles, Tiro con Arco, Demostración de técnicas de combate y Juicio de Dios. La gente fue muy agradable y nos mostraron su entusiasmo y agradecimiento al terminar nuestros pases con sus amables palabras, sus saludos y sus peticiones para fotografiarse con nosotros.
Al terminar, encargamos un par de platos para llevar al campamento a cenar y ¡sorpresa! ¡No teníamos cubierto! Pues nada, como buenos medievales que somos, comimos con nuestros puñales y nuestras manos los exquisitos manjares que nos habíamos agenciados: Zorza y calamares. Por cierto, deliciosos.
Domimos poco, ya que al día siguiente abríamos a las once de la mañana y teníamos desfiles a las doce. Luego, tiro con arco, demostración de técnicas de combate; por la tarde, desfile, tiro con arco, otro Juicio de Dios y un pasacalles con Pepe de reo asustando a la gente.
Entonces, nada más terminar, se puso a llover, se nos mojó todo el material, se empapó la tela de la tienda… un rollo. Tras guardar los yelmos, escudos, espadas y partes de armadura como pudimos, nos fuimos a cenar y a reponernos. Al acabar, como la lluvia ya se había ido, recogimos el campamento y nos fuimos a dormir.
La vuelta fue casi tan accidentada como la ida, tanto que casi tenemos un grave accidente en la M-50. Gracias a Dios, no llegó a pasar nada. Llegamos a casa diez horas después, agotadísimos. Ahora, a limpiar el material, a darle a la lija para quitar el óxido que nos produjo el chaparrón.
Y a prepararnos para la próxima aventura!!!
Para el recuerdo, quedan las caras de ilusión de los niños, las preguntas de los interesados, las sonrisas, la compañía de Pepe, las palmadas en la espalda de los que contemplaron los espectáculos, la niña que vino a vernos disfrazada de mosquetero….. esas cosas que hacen que estas aventurillas merezcan realmente la pena
Después nos perdimos miserablemente en nuestro camino (esas carreteras gallegas) y tardamos casi catorce horas en alcanzar nuestro destino. Casi muertos de cansancio llegamos a las ocho de la mañana al puerto del Ferrol, donde dormimos una hora en el coche, desayunamos y nos pusimos a montar el campamento. De ahí y hasta las dos de la noche no pudimos descansar, dado el apretado programa que tuvimos que seguir: Pasacalles, Tiro con Arco, Demostración de técnicas de combate y Juicio de Dios. La gente fue muy agradable y nos mostraron su entusiasmo y agradecimiento al terminar nuestros pases con sus amables palabras, sus saludos y sus peticiones para fotografiarse con nosotros.
Al terminar, encargamos un par de platos para llevar al campamento a cenar y ¡sorpresa! ¡No teníamos cubierto! Pues nada, como buenos medievales que somos, comimos con nuestros puñales y nuestras manos los exquisitos manjares que nos habíamos agenciados: Zorza y calamares. Por cierto, deliciosos.
Domimos poco, ya que al día siguiente abríamos a las once de la mañana y teníamos desfiles a las doce. Luego, tiro con arco, demostración de técnicas de combate; por la tarde, desfile, tiro con arco, otro Juicio de Dios y un pasacalles con Pepe de reo asustando a la gente.
Entonces, nada más terminar, se puso a llover, se nos mojó todo el material, se empapó la tela de la tienda… un rollo. Tras guardar los yelmos, escudos, espadas y partes de armadura como pudimos, nos fuimos a cenar y a reponernos. Al acabar, como la lluvia ya se había ido, recogimos el campamento y nos fuimos a dormir.
La vuelta fue casi tan accidentada como la ida, tanto que casi tenemos un grave accidente en la M-50. Gracias a Dios, no llegó a pasar nada. Llegamos a casa diez horas después, agotadísimos. Ahora, a limpiar el material, a darle a la lija para quitar el óxido que nos produjo el chaparrón.
Y a prepararnos para la próxima aventura!!!
Para el recuerdo, quedan las caras de ilusión de los niños, las preguntas de los interesados, las sonrisas, la compañía de Pepe, las palmadas en la espalda de los que contemplaron los espectáculos, la niña que vino a vernos disfrazada de mosquetero….. esas cosas que hacen que estas aventurillas merezcan realmente la pena
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Mercado Medieval.
miércoles, 6 de agosto de 2008
Algunos mercados medievales
A lo largo de este año, he participado en varios mercados medievales, y parece que hay previstos algunos más. De momento, pongo fotos del mercado medieval celebrado en Pinto (Madrid) y una pequeña crónica del mercado de Segorbe (Valladolid) del que no tengo ninguna foto (vaya pena). Son dos localidades muy distintas, Pinto es una ciudad muy moderna y Segorbe, un rincón medieval. Pero, en ambos casos, la gente fue genial, hospitalaria y muy, muy colaboradora con nuestros actos.
Pinto.
14/15 de junio de 2008.
Una gran experiencia. Además de disfrutar de la genial compañía de Pepe, conocimos a Pedro Velasco y a Alfonso, de la Sala de Esgrima Gran Capitán de Córdoba.
Pepe y yo llegamos de mañana en su coche, montamos el campamento junto con los amigos de Córdoba y empezamos el espectáculo (un pequeño duelo entre Pepe y yo para ir abriendo boca). Por la tarde, tiro con arco, duelos de caballeros, y un desfile que finalizó con la alegría de ver que Raquel ya había llegado. La tía, se pegó currando todo el día, y al salir, se pilló un tren hasta Madrid, luego un cercanías hasta Pinto y allí que se plantó.
Por la noche, un combate a la luz de las antorchas entre Pepe y yo.
Al día siguiente, tiro con arco, combates, desfiles, paseo de reos encordados por las calles de Pinto, un duelo muy chulo entre Pedro y Alfonso… y desmontar campamento, coger el coche y de vuelta a casa bajo una lluvia propia de diluvio. Vaya viaje de vuelta tan largo.
Un guiñazo a Fernando, que se plantó allí a hacerse fotos con nosotros y a regalarnos su compañía. Tío, eres un fenómeno.
Segorbe.
12/13 de julio de 2008.
Me fui hasta Camelot, donde cenamos, dormimos unas horas, montamos el coche y salimos hacia Alicante a recoger a Héctor y a Pablo. Desde ahí, conduje el coche de Pepe hasta Segorbe. Montar el campamento fue sencillo, ya que éramos cuatro. Nos vestimos y al desfile de inauguración. Como siempre, el tiro con arco y el taller de esgrima atraía a niños y mayores deseosos de volver a la época medieval.
Por la tarde, Pepe y yo, y Héctor y Pablo, protagonizamos sendos duelos, siempre con la amenaza de la lluvia, que no sabíamos si nos iba a dejar hacer nuestros espectáculos o no. La lluvía nos encharcó la tienda, nos mojó el material y nos obligó a suspender el tiro con arco y las clases de esgrima hasta el día siguiente.
Pinto.
14/15 de junio de 2008.
Con un bardiche, y Pepe pasando cerca...
Una gran experiencia. Además de disfrutar de la genial compañía de Pepe, conocimos a Pedro Velasco y a Alfonso, de la Sala de Esgrima Gran Capitán de Córdoba.
Pepe y yo llegamos de mañana en su coche, montamos el campamento junto con los amigos de Córdoba y empezamos el espectáculo (un pequeño duelo entre Pepe y yo para ir abriendo boca). Por la tarde, tiro con arco, duelos de caballeros, y un desfile que finalizó con la alegría de ver que Raquel ya había llegado. La tía, se pegó currando todo el día, y al salir, se pilló un tren hasta Madrid, luego un cercanías hasta Pinto y allí que se plantó.
Raquel, enseñando a tirar con arco al sobrino de Fernando....
Por la noche, un combate a la luz de las antorchas entre Pepe y yo.
Al día siguiente, tiro con arco, combates, desfiles, paseo de reos encordados por las calles de Pinto, un duelo muy chulo entre Pedro y Alfonso… y desmontar campamento, coger el coche y de vuelta a casa bajo una lluvia propia de diluvio. Vaya viaje de vuelta tan largo.
Un guiñazo a Fernando, que se plantó allí a hacerse fotos con nosotros y a regalarnos su compañía. Tío, eres un fenómeno.
Segorbe.
12/13 de julio de 2008.
Me fui hasta Camelot, donde cenamos, dormimos unas horas, montamos el coche y salimos hacia Alicante a recoger a Héctor y a Pablo. Desde ahí, conduje el coche de Pepe hasta Segorbe. Montar el campamento fue sencillo, ya que éramos cuatro. Nos vestimos y al desfile de inauguración. Como siempre, el tiro con arco y el taller de esgrima atraía a niños y mayores deseosos de volver a la época medieval.
Por la tarde, Pepe y yo, y Héctor y Pablo, protagonizamos sendos duelos, siempre con la amenaza de la lluvia, que no sabíamos si nos iba a dejar hacer nuestros espectáculos o no. La lluvía nos encharcó la tienda, nos mojó el material y nos obligó a suspender el tiro con arco y las clases de esgrima hasta el día siguiente.
lunes, 4 de agosto de 2008
Muchas cositas
Bueno, pues han pasado muchas cosas en mi vida desde que actualizé por última vez el blog. Los que me conocéis no necesitáis que os explique lo complicadilla que es mi vida. Voy a ver si hago un resumen rápido de lo más importante....
Casi un año viviendo juntos...
Raquel y yo ya estamos a punto de cumplir un año de convivencia. Ha sido tan fácil que no me doy ni cuenta. Es genial compartir tu vida con alguien como ella, con alguien con quien se tiene esa conexión tan completa...
Pero bueno, entre lo peor hay que contar el accidente, en la autovía, cuando destrozó el coche. Pero hay que decir que gracias a Dios salió con vida del accidente y que ya está totalmente recuperada. Menos mal. El susto fue mayúsculo, pero quedó en eso.
Que bonitas fueron nuestras primeras navidades, que bonito es prepararle la cena para cuando viene de trabajar... por cierto que también hemos vivido juntos su cambio de trabajo, con los miedos y las ilusiones que esos pasos tan grandes conllevan.
Entre los millones de cosas que podemos decir que hemos hecho juntos, una de las más tiernas ha sido adoptar un perrito, Jaus, que vivía en el Arca de Noé, el refugio para animales de Albacete. Jaus es muy tierno, un poco travieso, muy tranquilo, muy listo y muy, muy cobardica.
Que bonito poder decir que compartimos nuestras vidas... es nuestra mejor aventura. Hay proyectillos por ahí: Maderuelo, unos días en la playa, el concierto de Manolo García en Albacete... nada a largo plazo. Que los tragos se paladean mejor cuantos más cortos son.
La Sala de Esgrima Antigua.
Junto con Raquel, hemos puesto en marcha un sueño del que esperamos no despertar. La Sala de Esgrima Antigua de Albacete ya es una realidad. Mucho esfuerzo, muchas pelas, muchos viajes, muchas decepciones y un mil millones de satisfacciones.
Aunque está es esta misma página, os vuelvo a poner el enlace al blog que recoge todas las andanzas que la Esgrima Antigua en Albacete!
http://www.esgrimaantiguaalbacete.blogspot.com/
Casi un año viviendo juntos...
Raquel y yo ya estamos a punto de cumplir un año de convivencia. Ha sido tan fácil que no me doy ni cuenta. Es genial compartir tu vida con alguien como ella, con alguien con quien se tiene esa conexión tan completa...
Pero bueno, entre lo peor hay que contar el accidente, en la autovía, cuando destrozó el coche. Pero hay que decir que gracias a Dios salió con vida del accidente y que ya está totalmente recuperada. Menos mal. El susto fue mayúsculo, pero quedó en eso.
Que bonitas fueron nuestras primeras navidades, que bonito es prepararle la cena para cuando viene de trabajar... por cierto que también hemos vivido juntos su cambio de trabajo, con los miedos y las ilusiones que esos pasos tan grandes conllevan.
Entre los millones de cosas que podemos decir que hemos hecho juntos, una de las más tiernas ha sido adoptar un perrito, Jaus, que vivía en el Arca de Noé, el refugio para animales de Albacete. Jaus es muy tierno, un poco travieso, muy tranquilo, muy listo y muy, muy cobardica.
Que bonito poder decir que compartimos nuestras vidas... es nuestra mejor aventura. Hay proyectillos por ahí: Maderuelo, unos días en la playa, el concierto de Manolo García en Albacete... nada a largo plazo. Que los tragos se paladean mejor cuantos más cortos son.
La Sala de Esgrima Antigua.
Junto con Raquel, hemos puesto en marcha un sueño del que esperamos no despertar. La Sala de Esgrima Antigua de Albacete ya es una realidad. Mucho esfuerzo, muchas pelas, muchos viajes, muchas decepciones y un mil millones de satisfacciones.
Aunque está es esta misma página, os vuelvo a poner el enlace al blog que recoge todas las andanzas que la Esgrima Antigua en Albacete!
http://www.esgrimaantiguaalbacete.blogspot.com/
lunes, 7 de enero de 2008
Nueve añitos trasplantado no son nada.
Ayer fue día 7 de septiembre de 2008. Es una fecha muy chula para mí. Ayer cumplí nueve añitos desde que fui trasplantado de un riñón, en el Hospital Clínico San Carlos, de Madrid.
Qué cantidad de recuerdos. Qué cantidad de aventuras, experiencias, sensaciones tan grande en estos nueve años.
Rescataré pronto de entre mis papeles la narración del trasplante y de mis emocionados sentimientos, y la publicaré un día de éstos.
Pero, entre tanto, quiero mirar atrás y recordar a todas las personas que han compartido conmigo este camino, ya haya sido en su totalidad, como mis queridos padres, que han aguantado lo inaguantable y me apoyaron en todas mis locuras, mis neuras y mis desesperaciones –también hubo muchas alegría y risas, ojo- o mi hermanico que lo pasó tan mal aquel mes de enero de 1999, o los que a trechitos han caminado a mi lado, como mis amigos Andrés, Peluqui o Ignacio.
Especialmente, quiero agradecer a Rakel su apoyo y su compañía, su cariño y su comprensión estos dos últimos años. Y tampoco me quiero olvidar de todos los que me han ido enseñando a luchar como Helio o Pepe.
Un abrazaco para Fernando, que cumple sus nueve añitos trasplantado el próximo día nueve de enero.
Quiero dedicar una lagrimita a todos los enfermos que fueron transplantados a lo largo de estos nueve años y sufrieron complicaciones, y una sonrisa a todos los que alguna vez orásteis por mí.
Gracias.
De corazón.
Qué cantidad de recuerdos. Qué cantidad de aventuras, experiencias, sensaciones tan grande en estos nueve años.
Rescataré pronto de entre mis papeles la narración del trasplante y de mis emocionados sentimientos, y la publicaré un día de éstos.
Pero, entre tanto, quiero mirar atrás y recordar a todas las personas que han compartido conmigo este camino, ya haya sido en su totalidad, como mis queridos padres, que han aguantado lo inaguantable y me apoyaron en todas mis locuras, mis neuras y mis desesperaciones –también hubo muchas alegría y risas, ojo- o mi hermanico que lo pasó tan mal aquel mes de enero de 1999, o los que a trechitos han caminado a mi lado, como mis amigos Andrés, Peluqui o Ignacio.
Especialmente, quiero agradecer a Rakel su apoyo y su compañía, su cariño y su comprensión estos dos últimos años. Y tampoco me quiero olvidar de todos los que me han ido enseñando a luchar como Helio o Pepe.
Un abrazaco para Fernando, que cumple sus nueve añitos trasplantado el próximo día nueve de enero.
Quiero dedicar una lagrimita a todos los enfermos que fueron transplantados a lo largo de estos nueve años y sufrieron complicaciones, y una sonrisa a todos los que alguna vez orásteis por mí.
Gracias.
De corazón.
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domingo, 6 de enero de 2008
Espectáculo en Almoradí.
El sábado, día 5 de enero, acudí a mi primer espectáculo de este año en un pueblecito de Murcia: Almoradí. Nuestro espectáculo es el de los ladrones de Persia que luchan contra la guardia del Sultán, con lo que os podéis imaginar nuestra sorpresa cuando nos enteramos que íbamos a participar en una cabalgata de Reyes.
Pues nada, nos plantamos en Almoradí bastante temprano, nos cambiamos y ensayamos un poquito antes del desfile. Apenas tuvimos que esperar el comienzo, no como en Jaén que se retrasó una eternidad.
Como de costumbre, yo me emparejé con Pepe, que hacía las veces de gran capitán de la guardia y vencedor del lance. También acudieron Hector, Rubén, Pablo y el Elfo, que no hay manera que salga normal en ninguna foto. La novia de Pablo y Mercedes eran ladronas que robaban niños y bolsas con monedas de entre el público.
Ahora bien, como había muchos niños pequeñitos (para algo era la Cabalgata de los Reyes Magos), en lugar de poner cara de malos, pues fuimos explicando a los espectadores que eramos "Piratas de Persia, pero de los buenos", para evitar llantos y sustos innecesarios, jejeje.
Fue una experiencia genial, como siempre, ya que la pudimos compartir con gente tan especial como son nuestros amigos de Alicante.
¿Qué mejor manera de empezar el año?
Pues nada, nos plantamos en Almoradí bastante temprano, nos cambiamos y ensayamos un poquito antes del desfile. Apenas tuvimos que esperar el comienzo, no como en Jaén que se retrasó una eternidad.
Como de costumbre, yo me emparejé con Pepe, que hacía las veces de gran capitán de la guardia y vencedor del lance. También acudieron Hector, Rubén, Pablo y el Elfo, que no hay manera que salga normal en ninguna foto. La novia de Pablo y Mercedes eran ladronas que robaban niños y bolsas con monedas de entre el público.
Ahora bien, como había muchos niños pequeñitos (para algo era la Cabalgata de los Reyes Magos), en lugar de poner cara de malos, pues fuimos explicando a los espectadores que eramos "Piratas de Persia, pero de los buenos", para evitar llantos y sustos innecesarios, jejeje.
Fue una experiencia genial, como siempre, ya que la pudimos compartir con gente tan especial como son nuestros amigos de Alicante.
¿Qué mejor manera de empezar el año?
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Espectáculo medieval,
lucha de espadas
jueves, 3 de enero de 2008
FELIZ AÑO NUEVO 2008 A TODOS
Saludamos la llegada del año nuevo y despedimos el antiguo comiendo en casa de mis primos Antonio e Isabel. Raquel estaba un poco nerviosilla, ya que esta es parte de mi familia que no conocía, pero todo resultó genial, como no podía ser de otra manera. Mis primos, sus hijos y mi tía, hermana de mi padre, son gente sencilla, noble, abierta y que me quieren –algún fallo tenía que tener- con fuerza y honestidad, con cariño y con alegría.
Y así disfrutamos la cena, abundante, copiosa, recia, como corresponde a esta celebración. Mi madre con su pierna recién vendada, mi padre suspirando por irse a acostar y todo contentos de poder celebrar juntos, en familia, otra entrada de año.
Goski, el perrito de la familia nos saludó como de costumbre: ladró hasta no poder más, escondido, muerto de miedo, debajo de la cama de Antoñete, como si fuera yo un salvaje asesino o un monstruoso ser dispuesto a devorar a su familia. Luego se le pasó, como siempre, el susto, y se entretuvo en buscar las caricias de todos los miembros de la familia.
Tras la cena, fueron llegando los amigos de Irene, animando poco a poco el cotarro. Y a eso de la una llegó mi hermano Antonio, con su esposa, María José, con lo que la familia se reunió por completo. Acostumbrado al clima de Murcia, donde trabaja, Antonio llegó casi congelado, y es que eso de olvidar los orígenes es lo que trae: constipados.
Sólo un ratito más tarde, nos fuimos a casa de Andrés (Peluqui), donde nos juntamos con unos amigos a celebrar el año nuevo. El alcohol, el buen queso, el salchichón, el trivial, los dados y la buena conversación nos hicieron aguantar hasta el amanecer sin síntomas de sueño ni de ganas de abandonar a la buena gente con la que nos estábamos. Ignacio aportó una película de culto, un film épico sobre un curioso personaje que nos emocionó a todos: Cromoman. La compañía de Andrés (el Puerto, claro) y de Encarni nos regaló unos de los mejores regalos de fin de año: disfrutar de un rato genial de nuestros amigos, a los que ya no vemos tanto como queremos.
Aún por recuperar, comimos con la familia de Rakel, como mejor pudimos en un ambiente tan genial como el que nos ha acompañado estas fiestas. Tras la comida, que fue también abundante, nos pasamos a ver a mis padres, antes de llegar a casa a tumbarnos en el sofá a descansar.
¡FELIZ AÑO NUEVO A TODOS!
Y así disfrutamos la cena, abundante, copiosa, recia, como corresponde a esta celebración. Mi madre con su pierna recién vendada, mi padre suspirando por irse a acostar y todo contentos de poder celebrar juntos, en familia, otra entrada de año.
Goski, el perrito de la familia nos saludó como de costumbre: ladró hasta no poder más, escondido, muerto de miedo, debajo de la cama de Antoñete, como si fuera yo un salvaje asesino o un monstruoso ser dispuesto a devorar a su familia. Luego se le pasó, como siempre, el susto, y se entretuvo en buscar las caricias de todos los miembros de la familia.
Tras la cena, fueron llegando los amigos de Irene, animando poco a poco el cotarro. Y a eso de la una llegó mi hermano Antonio, con su esposa, María José, con lo que la familia se reunió por completo. Acostumbrado al clima de Murcia, donde trabaja, Antonio llegó casi congelado, y es que eso de olvidar los orígenes es lo que trae: constipados.
Sólo un ratito más tarde, nos fuimos a casa de Andrés (Peluqui), donde nos juntamos con unos amigos a celebrar el año nuevo. El alcohol, el buen queso, el salchichón, el trivial, los dados y la buena conversación nos hicieron aguantar hasta el amanecer sin síntomas de sueño ni de ganas de abandonar a la buena gente con la que nos estábamos. Ignacio aportó una película de culto, un film épico sobre un curioso personaje que nos emocionó a todos: Cromoman. La compañía de Andrés (el Puerto, claro) y de Encarni nos regaló unos de los mejores regalos de fin de año: disfrutar de un rato genial de nuestros amigos, a los que ya no vemos tanto como queremos.
Aún por recuperar, comimos con la familia de Rakel, como mejor pudimos en un ambiente tan genial como el que nos ha acompañado estas fiestas. Tras la comida, que fue también abundante, nos pasamos a ver a mis padres, antes de llegar a casa a tumbarnos en el sofá a descansar.
¡FELIZ AÑO NUEVO A TODOS!
Viaje a Toledo, antes de fin de año.
El viernes 28, día de los inocentes, sí, pero sin miedo, cogimos el coche a eso de las cuatro de la tarde y nos pusimos en marcha a Toledo. Unas gestiones con la Federación regional de Esgrima fueron la excusa perfecta para pasar un fin de semana entre las calles y la historia de la ciudad imperial.
Antes de llegar a nuestro destino principal, nos plantamos en Camuñas, en la forja de un armero de los de antes, a dejarle una de mis espadas para que me la repasara, y a que me arreglase, con un par de martillazos la otra. Ambas espadas, Tesón y Truncatemores, son obra suya, y puedo dar fe de su resistencia y manejabilidad.
Tras esta parada “de emergencia” seguimos caminos hasta Toledo, donde llegamos a eso de las ocho, más o menos. Lo primero, dirigirnos al Convento, en busca de Mazapán elaborado por las hermanitas. Pero mira tú que nos lo encontramos ya cerrado. Así que fuimos al hostal a dejar nuestras cosas, pues era buena hora para ello.
Luego pasamos el resto de la tarde en casa de Helio, que nos enseñó toda su colección de armas. Helio es mi Maestro de Armas, el Presidente de la Federación Regional de Esgrima, un coleccionista emperdernido, un amante de la esgrima y un amigo. Su museo particular tiene desde armas deportivas con historia a réplicas de armas de película, réplicas históricas, armas negras para esgrima antigua, recreación y espectáculos y verdaderas armas, antigüedades que le han llegado por herencia familiar o que él mismo ha comprado.
Es un conversador incansable, con lo que disfrutamos toda la velada. Tras la cena, nos fuimos a acostar, ya que al día siguiente había que trabajar.
Nos levantamos relativamente temprano (para lo que es un sábado, claro) y nos fuimos al Convento, que esta vez sí que estaba abierto. Tras la celosía nos saludó un alegre y cantarín “Ave María Purísima” que respondimos con el consabido “Sin pecado concebida”. Compramos mazapán para nuestros padres y hermanos y nos dirigimos a casa de Helio. Mientras discutiámos numerosos detalles de las elecciones regionales, Rakel se entretenía con Lucas o leía un librito que, prudentemente, había cogido de nuestro estudio en Albacete.
Al acabar esta jornada, Helio nos llevó a comer al restaurante la Muralla, donde degustamos un excelente cochinillo.
Tras la siesta de rigor, y el trabajo de la tarde, fuimos a visitar Toledo guiados por Helio. Las callejas oscuras y los portalones nos trasladaron a otros tiempos, a otras eras. En cualquier momento, un grupo de matasietes podían salirnos al paso, amenazarnos con su fierros, acuchillarnos con sus dagas.
Tras su trabajo como Cicerone, Helio se fue a casa a cenar y a seguir trabajando, y nos dejó recorrer el casco antiguo a nuestra bola. Terminamos cenando en el restaurante bohemio, una pizza que estaba para derretirnos el paladar y un vino Cuné de muerte. En el obligado paseo para bajar la cena, nos paramos en la puerta del Sol y en la de Bisagra, antes de llegar al hostal.
Por la mañana, tras desayunar con Helio y rematar el trabajo que nos había llevado a Toledo, nos dirigimos de nuevo al casco antiguo, a intentar ver San Juan de los Reyes, ya que en las anteriores ocasiones en que había estado en Toledo, por un motivo u otro, nos había sido imposible acceder.
Esta vez tuvimos suerte, y pudimos admirar con la calma que se merece el Claustro y la Iglesia. Otra vez, la historia nos llamaba desde cada rincón, desde cada figura, para transmitirnos la paz que solo los siglos que han pasado son capaces de depositar.
Nos entretuvimos en el café de la monjas, a reponer fuerzas y bajamos a comer con Helio antes de volver a nuestra tierra.
Aún volveremos por Toledo, a visitar las Sinagogas, la Casa del Greco y a recorrer sus calles intentado capturar en alguna esquina a Bécquer paseando al atardecer mientras imagina alguna de las leyendas que esta ciudad le inspiró.
Antes de llegar a nuestro destino principal, nos plantamos en Camuñas, en la forja de un armero de los de antes, a dejarle una de mis espadas para que me la repasara, y a que me arreglase, con un par de martillazos la otra. Ambas espadas, Tesón y Truncatemores, son obra suya, y puedo dar fe de su resistencia y manejabilidad.
Tras esta parada “de emergencia” seguimos caminos hasta Toledo, donde llegamos a eso de las ocho, más o menos. Lo primero, dirigirnos al Convento, en busca de Mazapán elaborado por las hermanitas. Pero mira tú que nos lo encontramos ya cerrado. Así que fuimos al hostal a dejar nuestras cosas, pues era buena hora para ello.
Luego pasamos el resto de la tarde en casa de Helio, que nos enseñó toda su colección de armas. Helio es mi Maestro de Armas, el Presidente de la Federación Regional de Esgrima, un coleccionista emperdernido, un amante de la esgrima y un amigo. Su museo particular tiene desde armas deportivas con historia a réplicas de armas de película, réplicas históricas, armas negras para esgrima antigua, recreación y espectáculos y verdaderas armas, antigüedades que le han llegado por herencia familiar o que él mismo ha comprado.
Es un conversador incansable, con lo que disfrutamos toda la velada. Tras la cena, nos fuimos a acostar, ya que al día siguiente había que trabajar.
Nos levantamos relativamente temprano (para lo que es un sábado, claro) y nos fuimos al Convento, que esta vez sí que estaba abierto. Tras la celosía nos saludó un alegre y cantarín “Ave María Purísima” que respondimos con el consabido “Sin pecado concebida”. Compramos mazapán para nuestros padres y hermanos y nos dirigimos a casa de Helio. Mientras discutiámos numerosos detalles de las elecciones regionales, Rakel se entretenía con Lucas o leía un librito que, prudentemente, había cogido de nuestro estudio en Albacete.
Al acabar esta jornada, Helio nos llevó a comer al restaurante la Muralla, donde degustamos un excelente cochinillo.
Tras la siesta de rigor, y el trabajo de la tarde, fuimos a visitar Toledo guiados por Helio. Las callejas oscuras y los portalones nos trasladaron a otros tiempos, a otras eras. En cualquier momento, un grupo de matasietes podían salirnos al paso, amenazarnos con su fierros, acuchillarnos con sus dagas.
Tras su trabajo como Cicerone, Helio se fue a casa a cenar y a seguir trabajando, y nos dejó recorrer el casco antiguo a nuestra bola. Terminamos cenando en el restaurante bohemio, una pizza que estaba para derretirnos el paladar y un vino Cuné de muerte. En el obligado paseo para bajar la cena, nos paramos en la puerta del Sol y en la de Bisagra, antes de llegar al hostal.
Por la mañana, tras desayunar con Helio y rematar el trabajo que nos había llevado a Toledo, nos dirigimos de nuevo al casco antiguo, a intentar ver San Juan de los Reyes, ya que en las anteriores ocasiones en que había estado en Toledo, por un motivo u otro, nos había sido imposible acceder.
Esta vez tuvimos suerte, y pudimos admirar con la calma que se merece el Claustro y la Iglesia. Otra vez, la historia nos llamaba desde cada rincón, desde cada figura, para transmitirnos la paz que solo los siglos que han pasado son capaces de depositar.
Nos entretuvimos en el café de la monjas, a reponer fuerzas y bajamos a comer con Helio antes de volver a nuestra tierra.
Aún volveremos por Toledo, a visitar las Sinagogas, la Casa del Greco y a recorrer sus calles intentado capturar en alguna esquina a Bécquer paseando al atardecer mientras imagina alguna de las leyendas que esta ciudad le inspiró.
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